lunes, 2 de julio de 2012

A UN MES


Tan sólo me queda un mes, y veo como irremediablemente acaba esta aventura por más que quiera detenerla en el tiempo. Se va acabando y ya no sé ni qué sentir. Siento alegría por haber vivido una experiencia única. Siento tristeza porque va llegando el día que tanto he temido estos meses, el día en que me tenga que despedir de los niños.

Un requisito esencial antes de venir aquí era hacer un voluntariado de más de 4 meses. Al principio me pareció bastante, y ahora pienso que se te hace corto. Al principio no entendía muy bien por qué te exigían tanto tiempo, pero ahora lo entiendo todo.  En menos de 3 meses no te enteras de nada. Cuando vas a una cultura tan distinta a la nuestra y con un idioma que no conoces, durante los dos primeros meses no haces más que estar con los ojos abiertos. No puedes casi comunicarte al principio, te sorprende cada cosa que ves a tu alrededor y muchas veces cualquier ayuda que quieras hacer choca contra esos muros. Después ya comienzas a entender el idioma, empiezas a relacionarte con la gente, a entablar amistades, a conocer a fondo tu destino y  a profundizar en tu voluntariado. Por eso aquí no admiten a quienes quieren venir menos tiempo, es más los llaman turistas, y creo que tienen razón, porque necesitas un tiempo de adaptación y seguro que cuando vuelven se les hace aún más corto que a mí. Ahora han pasado los meses y ya sólo me queda el último, ahora me alegro de que me exigieran tanto tiempo aquí.

Durante este tiempo he aprendido, he reído, he conocido sitios únicos, he conocido personas inigualables y he sufrido pero sobre todo he disfrutado. He conocido las dos caras del continente. La cruz, marcada por la muerte, la enfermedad, la pobreza, la injusticia y el dolor. En la cara, amor, alegría, sonrisas, confianza, amistad, entrega, ayuda, humanidad, sabiduría, felicidad. He viajado a lo más profundo de la cultura más antigua del mundo y me han hecho sentirme uno más.  He creído aportar todo lo que he podido a una causa que merece la pena, y eso me ha bastado. Me han hecho tremendamente más felices a mí que yo a ellos y creo que he recibido una enseñanza que jamás olvidaré.

Venirte tanto tiempo te permite ver tu mundo desde fuera y darte cuenta de muchas cosas. Ordenar tus prioridades y recordar viejos valores que desgraciadamente tenemos escondidos. Darte cuenta de lo privilegiados que somos y de lo dichosos que podríamos ser. Te permite volver con las ideas claras, el corazón lleno de vida y el espíritu renovado. Vuelves con la cabeza madura, la mente más humana y el alma sedienta de nuevas experiencias. Vuelves sabiendo cuál era tu camino y por dónde debes seguir. Sientes la necesidad de los tuyos y la necesidad de ayudar a quién no es de nadie. Sientes amor verdadero, ese amor tan olvidado en nuestro mundo.

Durante el último mes, y tras la marcha de sister Vicky a España, la misión ha quedado algo desangelada. Continúo con mis clases con Estándar 7, Matemáticas, Inglés, Geografía, Computer…. Programa Rainbow, Sunrise, pero es como si una parte de mí aquí se hubiera marchado. Es pleno Invierno y ahora duele más que nunca no tener agua caliente. Voy cerrando mi vida aquí. Acabo con el equipo de fútbol, acabo con los exámenes con los niños, visito los sitios que quería visitar mientras estuviese aquí  y me voy despidiendo de unos amigos que ojalá un día el destino me los vuelva a cruzar. Pero comienzan nuevas cosas. Comienzo varios proyectos, comienza la preparación de la fiesta y comienzo a pensar en un  futuro en el que hacer un hueco a este rincón.

4  meses que han pasado volando. Meses que no olvidaré pero que tampoco me han hecho cambiar en lo más importante. Sigo siendo igual. Sigo diciendo las mismas bromas, las mismas tonterías, y la gente me sigue aguantando. Y no vuelvo cambiado. No he cambiado mi idea de saber que Chezi no era más que una parada. Mi vida está lejos de aquí y necesito seguir viviendo más experiencias como ésta que se escapa. Necesito seguir el camino que un día empecé. Amo este lugar pero mi tren sigue con vosotros.

Esta historia poco a poco va llegando a su fin, y aunque disimulemos, tanto los niños como yo lo sabemos. Saben el día y la hora en que me voy. Lo que no saben es que algún día, espero que no muy tarde, volveré para intentar parar el tiempo otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario