miércoles, 27 de junio de 2012

FOTOS.




Un abambo muestra orgulloso su útlima ca`ptura para vender.


Uno de los puentes que cruzan Lilongwe, la capital


 Lo que hay que hacer para que te entiendan que hay que limpiar los platos.


Niños del poblado jugando con uno de los monos cercanos a la misión.


Carteles sobre la realidad de Malawi.


Silla de ruedas estilo Malawi.


Gerald, cuidaba de mi garden, lástima que se haya tenido que ir de la misión le había cogido mucho cariño.


Va dedicada a mis amigos del otro equipo de la ciudad, para que vean que también uno de los vuestros quiso dejar su huella.


otos que hice para una campaña de lápices de Helping Malawi.


lunes, 25 de junio de 2012

Sevilla FC de Malawi. Partido en LLW.


Ésta es la historia de un equipo que ahora mismo no tiene techo. Un equipo que nació jugando en la tierra de una montaña perdida y que hoy ha llegado a la capital del país. Un equipo de quien todo Malawi habla y contra quien todo el mundo quiere jugar. Ésta es la historia del crecimiento de un equipo  y de cómo la unión, la ilusión y el esfuerzo hicieron que ese pequeño poblado perdido hoy sea conocido gracias a su fútbol. Esta es la historia del penúltimo partido que jugué con mi equipo.

Tras haber ganado brillantemente la primera Malawian Villages Cup y jugar algún que otro partido donde nuestro fútbol iba de boca en boca, nos llamaron desde la capital para jugar un partido contra la Universidad de Lilongwe. Era, sin ninguna duda, el partido más difícil que tendríamos nunca. Durante toda la semana hubo carteles pegados por todo el poblado que anunciaban el partido para quienes quisieran asistir.  Ellos son semi profesionales. Algunos son hasta conocidos por cómo juegan pero íbamos sin miedo. Sabíamos cómo jugamos e íbamos ilusionados. Nos esperaba un campo en buenas condiciones y un equipo con mucho que perder y poco que ganar. Así que allí fuimos 55 personas ( clavadas) en una matola.  Era como quien nunca ha salido de su pueblo y salen todos a la vez. La que se formó. Tardamos casi 3 horas en llegar ya que paramos cada 10 metros porque alguien se caía de la matola. Íbamos comprimidos como nunca antes pero aún así el ánimo no decaía al grito de “ vamos mi Sevilla” o las vuvuzelas.

El partido: comenzamos ganando con un gol tempranero que volvió loco a la afición, pero pronto el otro equipo sacó su orgullo y nos fuimos al desanso 3-1 perdiendo. La verdad que eran bastante buenos pero podíamos hacer más daño.  Tras el descanso jugamos como sabemos y en los últimos 10 minutos marcamos dos goles que empataban el partido pero que sabían a victoria, y a ellos a derrota.  3-3.

De vuelta, más de lo mismo,  unas cuantas horas en matola y de noche pero con el ánimo de quién comenzó un día jugando en su poblado y hoy hasta los mejores de su país le respetan. Éste era mi penúltimo partido con el equipo, aunque el último serio. El fin de semana que viene me han organizado un partido de despedida ( aunque aún me queda un mes pero no puedo jugar más) en el que hay muchas sorpresas; barbacoa, bebidas, camisetas, fotos… en fin. Me dará mucha pena despedirme de un equipo al que le he dado todo pero he recibido mucho más. Un equipo que siento como mío y al que amaré desde la distancia.

Pd: Ya he comenzado con la escuela de fútbol que he fundado y continuar los campeonatos con el Sevilla FC de Malawi, pero ya lo contaré más adelante.





                                  Gibb, Pirilani, Tom y yo. Columna vertebral del equipo.


domingo, 24 de junio de 2012

El verdadero valor de las cosas.


Aquí hay un proverbio que viene a decir algo como que el hombre blanco sabe mucho de muchas cosas, pero que ha olvidado las más importantes. Y en este tiempo he aprendido que es verdad. Creo que hemos olvidado el verdadero valor de las cosas. El valor de las pequeñas cosas. El valor humano. El valor de una palabra, de una mirada, de un apretón de manos, de un abrazo, de una sonrisa. El valor de dar lo poco que tienes. El valor de no olvidar de dónde venimos, y a dónde vamos. El valor de reír con las penas y llorar con las alegrías. El valor de acoger al extraño y tratarle como a uno más. El valor de ser feliz, aunque la vida se empeñe en lo contrario. Por eso creo que la gente de aquí es mucho más sabia que nosotros. Ellos no lo han olvidado y cada día me lo demuestran. Ellos te acogen y te dan todo de lo poco que tienen. Ellos no tienen nada más que el valor humano, y eso les basta. Ellos no son ricos, pero son felices. Espero que algún recordemos todo esto y aprendamos de ellos una lección que no debe olvidarse.

Entre pensamientos seguí caminando durante tantas horas como kilómetros por todos los poblados que rodean el área de Chezi. Como quién quiere grabar en su retina un lugar al que ha sentido como suyo, me paré en cada poblado y aprendía una forma de vida tan cercana a el centro y a la vez tan diferente. Volvía a estar en el verdadero Malawi del que ya hablé. Siempre digo que el centro es un oasis en medio de tanta pobreza. En estos poblados las casas están hechas por ellos mismos con adobe y paja. Viven sin luz y el agua tienen que ir a sacarla al pozo más cercano a kilómetros de allí. No tienen más que la ropa que llevan puestas y algo de maíz plantado que les da de comer. Me senté con ellos y hablé. Me enseñaron su forma de sobrevivir en situaciones extremas. Me han acogido y dado todo lo poco que tenían.

He podido conocer la cultura ancestral malawiana a través del Gule wan kulu. Un grupo secreto de personas disfrazadas que bailan evocando a espíritus. A quienes no me han dejado hacerles fotos pero dejo alguna para que veías qué son. Muchísimos niños y algunos no tan niños estaban realmente atemorizados ante estos personajes.

Tras atravesar un gran número de pequeños poblados y un río, volví a Chezi con la lección aprendida. Espero no volver a olvidarla.









martes, 19 de junio de 2012

The call of the Wild.


Ya era hora. Por fin el capricho que quería permitirme aprovechando que vivo en, sin ninguna duda, el continente más bello. Por fin he podido conocer el África romántica, esa que sale en las películas y postales. Esa África llena de animales salvajes en libertad, ríos y bosques vírgenes, baobabs y puestas de Sol increíbles. En definitiva, un contacto con la naturaleza de verdad a la que ya no tenemos alcance en Europa.

Finalmente Javi, María, Svenja, Guillermo y yo, decidimos ir al Parque Nacional de Liwonde, el más importante de Malawi, en coche. Es más complicado de lo que parece, pues conducir un coche alquilado por estas carreteras y con el volante en la derecha tiene su riesgo. Por lo que decidimos salir a las 5 a.m. Un viaje de más de 4 horas donde pudimos ir conociendo un sinfín de poblados tradicionales.  Como de sorpresa, entre tanto poblado de chozas de adobe y paja, una gigantesca iglesia moderna que yacía sin ningún sentido en mitad de la nada nos permitió hacer nuestra primera parada. Continuamos hasta que el río Shire ( muy importante en África) nos cortaba el paso. Este río separa Malawi del Parque Nacional. A un lado el África de pobreza, al  otro el África salvaje, en medio un río lleno de hipopótamos, cocodrilos y todo tipo de fauna que dan la bienvenida a un mundo distinto.

El Parque es una gigantesca reserva natural donde hay cocodrilos, rinocerontes, monos, cebras, impalas, búfalos, elefantes, algún que otro león y todo tipo de animales que hasta ahora tan sólo conocía por fotos. Además de millones de pájaros distintos y extraños  y una vegetación espectacular donde domina el Baobab, el gigantesco árbol típico africano. Pero si algo destaca en este Parque con respecto a los demás en África es por los hipopótamos. Muchísimos hippos viven en el río que rodea al parque y andan a sus anchas por él. Tanto es así que no es de extrañar encontrarte alguno al salir de la casa de madera en la que te alojas. Por la noche se escucha la llamada de la naturaleza  gritar mientras te acuesta bajo un cielo con millones de estrellas gigantescas.

Hicimos un safari de día, otro por la noche y otro en barco. Estuvimos a escasos metros de todos ellos hasta el punto que comías junto a monos y jabalíes que aprovechaban algún descuido para saquear la comida. Nos tomamos una cerveza viendo un atardecer idílico y nos volvimos con los deberes hechos. Era algo que al estar aquí tenía que vivirlo también. Era otra parte más de África que tenía que conocer en todo este tiempo.  Ya queda menos y cada vez me quedan menos notas que tachar:

Might be a very long time before turn from South.

















                                      

sábado, 16 de junio de 2012

CARTA ABIERTA.


En todo este tiempo que llevo en África he recibido todos los días, TODOS, muestras de cariño y apoyo. En su mayoría, como no, de mis amigos. He recibido cartas y mandado unas tantas, pero no todas las que hubiera querido. Nunca podré agradecer lo suficiente vuestro apoyo sincero y amistad sin fronteras. Por ello no me queda más que escribiros esta carta a quienes me han ayudado durante mi camino, especialmente, A ELLOS:

No se me ocurre otra forma de empezar esta carta que dándote las gracias. Cuando más duro era esto, cuando todo parecía que no podía ir a peor ahí estabas tú mandándome un mensaje de apoyo. Un mensaje que me hacía reír y a veces hasta llorar. Ya estoy en la recta final de esta etapa que sin duda me marcará de por vida. Es la mejor experiencia de mi vida y sé que me va a costar volver, pues he recibido mucho más amor del que he podido dar. Vuelvo más sabio, más maduro, más hombre, más humano.
Pero todo lo bonito de esta historia ya lo sabrás por lo que he ido escribiendo. Aunque lamentablemente debo contarte que no siempre todo es tan bonito. La gente de aquí no tiene nada, NADA. En su mayoría ni familia, huérfanos de un SIDA que diezma la población a paso de gigante. Vives sin tener luz, agua o agua caliente. Muchos de ellos siquiera tienen algo que comer . Enfermas más de la cuenta, y enfermedades de verdad. Ves mucha malnutrición, educación nula o una pobreza extrema. Vives situaciones límites que hay que ser muy fuerte de cabeza para poder continuar. Ves delitos muy duros que no puedo contarte por aquí, y te sientes inútil al no poder hacer nada por ello, incluso llegas a aprender que ellos lo ven normal, y sientes rabia, impotencia.
Pero a pesar de todo esto que te estoy contando, a pesar de no tener ni una parte ínfima de lo que tenemos en el Primer Mundo, son infinitamente más felices que nosotros. Cada día encuentran de la nada una razón para salir adelante, para sonreír. Y eso me da qué pensar. Eso me hace ver lo insignificante que son nuestros problemas y me hace saber que si ellos pueden, yo también. Por eso busco cada día una razón para seguir adelante, y entre muchas otras , una eres tú.
Los niños hacen que cada día  me levante y quiera continuar mi camino. Son felices y te hacen sentir que en gran parte es gracias a ti. Eso no hay dinero que lo pague. He aprendido muchísimo más de ellos que ellos de mí ( aunque yo era el profesor). Les he cogido un cariño tremendo y ya me da miedo el día en que tengamos que despedirnos.
El país estaba en una etapa extraña. El presidente- dictador gobernaba en una situación límite al  llegar, y con las primeras revoluciones murió. La nueva presidenta trajo la esperanza pero la situación del país sigue siendo crítica. No hay gasolina y los precios en un supermercado son  más caros que en España para sueldos que no llegan los 30 euros al mes.
En mi tiempo libre como sabrás he estado con el Sevilla FC de Malawi que me ha dado una alegría añadida que no esperaba. Me encontré un equipo dejado, sin ilusión ni alegría, y dejo un equipo unido, ilusionado y lo que es más importante, CAMPEÓN.
Me siento totalmente integrado a un país y una cultura que me ha acogido con los brazos abiertos. He intentado conocer a fondo una cultura tan tradicional y entender el verdadero  Malawi. He intentado viajar lo que he podido, aunque aún me quedan los viajes más importantes. He conocido sitios maravillosos, paraísos escondidos pero sobretodo personas. He conocido a las personas más interesantes que jamás conoceré. Gente con vidas para escribir libros. Personas mayores con la vitalidad de un veinteañero y un espíritu aventurero espectacular. He aprendido el idioma y entendido un ritmo de vida mucho más lento al nuestro. A vivir sin reloj y entender lo que realmente es el valor humano.
Sé que he estado viviendo un sueño del que no quiero despertar aún. Me siento útil y feliz. Querido y necesario. Pero sé que mi vida no está aquí. Cada día pasa algo que me recuerda a vosotros y me hace reírme sólo. Algún recuerdo, alguna frase o algún momento que me hubiera gustado haber vivido juntos, hace que entre esta mezcla de sentimientos tan fuertes que vives aquí, os eche de menos. Muchas veces os imagino. ¿ Qué estaréis haciendo? , ¿ Se acordarán de mí? Entonces consigo meterme en internet y leo vuestros mensajes, y vuelvo a sonreír. Y me hacéis sentir tan orgullosos de vosotros como decís de mí.  Por eso a veces no me importa que el  tiempo corra. Cuando vuelva, estaréis ahí.
Ya tomo la recta final de esta aventura que, como esta carta,  se me ha hecho corta de tanto sonreír. No sé hasta qué punto la echaré de menos cuando vuelva, lo único que sé es que esto no acaba aquí. Me ha abierto los ojos para continuar un camino en el que Chezi tan sólo era una parada más. En este tiempo he intentado dejar mi huella aquí, lo que es seguro es que Chezi la ha dejado en mí de por vida.
Un abrazo.
Os quiere:
Pablo.


miércoles, 13 de junio de 2012

MISA DE LAS FLORES.


No he dedicado nunca un post entero a una misa, y bien las merece cada una de ellas. Como ya expliqué las misas aquí son tan espectaculares como largas. Los niños, el coro cantando, todos bailando, ofrendas de todo lo imaginable, procesiones…  Hasta ahora siempre han sido una de esas historias que sucedían de fondo, pero este Domingo fue la misa de Corpus y una vez más fue espectacular, por lo que ya era hora de dar a este actor secundario un papel protagonista. Al acabar la misa comenzó la procesión, durante dos horas recorrimos el poblado mientras las niñas iban tirando flores, una vez más, mereció la pena las horas.










martes, 12 de junio de 2012

Un post diferente.


Tras haber convertido en últimas fechas el relato de esta experiencia en un blog futbolístico vuelvo a las andadas con un pequeño resumen de mi día a día en la misión, mis nuevas funciones y el trabajo que realmente me ocupa y por el que estoy aquí. Además, con la llegada de otro voluntario todo cambió y durante las 6 semanas que está aquí quise dedicarme a otras funciones distintas para vivir algo de todo.
 Comienza el frío de verdad en África. Hasta entonces la única diferencia entre el invierno y el verano era que la chicharra cantaba más bajo, pero ya ha llegado el invierno de verdad  y viene para quedarse.
Por las mañanas,  para probar un poco de todo y pringarme de verdad empecé a trabajar en la misión en lo que fuere. En la huerta, pintando, cocinando, de informático de toda la  misión y sobre todo con los niños más pequeños dando clases de inglés, coloreando, etc, descubriéndome nuevas habilidades como la de informático que me han sorprendido. He instalado varios ordenadores que vinieron en el contenedor y arreglado otros cuantos. De cara a la fiesta Rainbow del 14 de Julio vamos a empezar a arreglar el parque y ya he hecho las invitaciones. Cuando tengo algún momento libre visito la Library para no perder el contacto con el colegio.
También llegó otra voluntaria, Lita. Una mujer de Sevilla que es la cuarta vez que viene y que me alegra los días. Es como una madre pero con la complicidad de una amiga. Me ayuda a arreglar los regalos que compro y en la cocina y demás.
Por las tardes sigo con mi Standard 7, a quienes les estoy cogiendo bastante cariño. Además de Matemáticas, Inglés y Sociales, estamos ensayando ya algo del teatro y el baile de la fiesta de fin de curso. Tras la plaga bíblica de abejas en el contenedor reformado en sala de ordenadores, he retomado estas clases a pesar de la presencia de varias abejas aún. Los fines de semana por la tarde les pongo alguna película o simplemente jugamos a cualquier juego en el campo de fútbol.
Los Sábados continua el programa Rainbow, donde me ocupo de dar clases a los niños de Estándar 7 y 8 tanto el centro como de fuera. Se ve una inmensa diferencia entre ellos, ya que los del centro son unos privilegiados con mucho más nivel. Hemos tenido distintos programas en la misión, como el programa de ancianos Sunrise y la clínica móvil, en los que participo en todo lo que puedo.
Las misas siguen siendo espectaculares. La última fue una de esas misas de 5 horas al aire libre, con procesión, los niños lanzando flores y demás, espectacular. Tan espectacular que merece un post aparte.