martes, 19 de junio de 2012

The call of the Wild.


Ya era hora. Por fin el capricho que quería permitirme aprovechando que vivo en, sin ninguna duda, el continente más bello. Por fin he podido conocer el África romántica, esa que sale en las películas y postales. Esa África llena de animales salvajes en libertad, ríos y bosques vírgenes, baobabs y puestas de Sol increíbles. En definitiva, un contacto con la naturaleza de verdad a la que ya no tenemos alcance en Europa.

Finalmente Javi, María, Svenja, Guillermo y yo, decidimos ir al Parque Nacional de Liwonde, el más importante de Malawi, en coche. Es más complicado de lo que parece, pues conducir un coche alquilado por estas carreteras y con el volante en la derecha tiene su riesgo. Por lo que decidimos salir a las 5 a.m. Un viaje de más de 4 horas donde pudimos ir conociendo un sinfín de poblados tradicionales.  Como de sorpresa, entre tanto poblado de chozas de adobe y paja, una gigantesca iglesia moderna que yacía sin ningún sentido en mitad de la nada nos permitió hacer nuestra primera parada. Continuamos hasta que el río Shire ( muy importante en África) nos cortaba el paso. Este río separa Malawi del Parque Nacional. A un lado el África de pobreza, al  otro el África salvaje, en medio un río lleno de hipopótamos, cocodrilos y todo tipo de fauna que dan la bienvenida a un mundo distinto.

El Parque es una gigantesca reserva natural donde hay cocodrilos, rinocerontes, monos, cebras, impalas, búfalos, elefantes, algún que otro león y todo tipo de animales que hasta ahora tan sólo conocía por fotos. Además de millones de pájaros distintos y extraños  y una vegetación espectacular donde domina el Baobab, el gigantesco árbol típico africano. Pero si algo destaca en este Parque con respecto a los demás en África es por los hipopótamos. Muchísimos hippos viven en el río que rodea al parque y andan a sus anchas por él. Tanto es así que no es de extrañar encontrarte alguno al salir de la casa de madera en la que te alojas. Por la noche se escucha la llamada de la naturaleza  gritar mientras te acuesta bajo un cielo con millones de estrellas gigantescas.

Hicimos un safari de día, otro por la noche y otro en barco. Estuvimos a escasos metros de todos ellos hasta el punto que comías junto a monos y jabalíes que aprovechaban algún descuido para saquear la comida. Nos tomamos una cerveza viendo un atardecer idílico y nos volvimos con los deberes hechos. Era algo que al estar aquí tenía que vivirlo también. Era otra parte más de África que tenía que conocer en todo este tiempo.  Ya queda menos y cada vez me quedan menos notas que tachar:

Might be a very long time before turn from South.

















                                      

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