lunes, 25 de junio de 2012

Sevilla FC de Malawi. Partido en LLW.


Ésta es la historia de un equipo que ahora mismo no tiene techo. Un equipo que nació jugando en la tierra de una montaña perdida y que hoy ha llegado a la capital del país. Un equipo de quien todo Malawi habla y contra quien todo el mundo quiere jugar. Ésta es la historia del crecimiento de un equipo  y de cómo la unión, la ilusión y el esfuerzo hicieron que ese pequeño poblado perdido hoy sea conocido gracias a su fútbol. Esta es la historia del penúltimo partido que jugué con mi equipo.

Tras haber ganado brillantemente la primera Malawian Villages Cup y jugar algún que otro partido donde nuestro fútbol iba de boca en boca, nos llamaron desde la capital para jugar un partido contra la Universidad de Lilongwe. Era, sin ninguna duda, el partido más difícil que tendríamos nunca. Durante toda la semana hubo carteles pegados por todo el poblado que anunciaban el partido para quienes quisieran asistir.  Ellos son semi profesionales. Algunos son hasta conocidos por cómo juegan pero íbamos sin miedo. Sabíamos cómo jugamos e íbamos ilusionados. Nos esperaba un campo en buenas condiciones y un equipo con mucho que perder y poco que ganar. Así que allí fuimos 55 personas ( clavadas) en una matola.  Era como quien nunca ha salido de su pueblo y salen todos a la vez. La que se formó. Tardamos casi 3 horas en llegar ya que paramos cada 10 metros porque alguien se caía de la matola. Íbamos comprimidos como nunca antes pero aún así el ánimo no decaía al grito de “ vamos mi Sevilla” o las vuvuzelas.

El partido: comenzamos ganando con un gol tempranero que volvió loco a la afición, pero pronto el otro equipo sacó su orgullo y nos fuimos al desanso 3-1 perdiendo. La verdad que eran bastante buenos pero podíamos hacer más daño.  Tras el descanso jugamos como sabemos y en los últimos 10 minutos marcamos dos goles que empataban el partido pero que sabían a victoria, y a ellos a derrota.  3-3.

De vuelta, más de lo mismo,  unas cuantas horas en matola y de noche pero con el ánimo de quién comenzó un día jugando en su poblado y hoy hasta los mejores de su país le respetan. Éste era mi penúltimo partido con el equipo, aunque el último serio. El fin de semana que viene me han organizado un partido de despedida ( aunque aún me queda un mes pero no puedo jugar más) en el que hay muchas sorpresas; barbacoa, bebidas, camisetas, fotos… en fin. Me dará mucha pena despedirme de un equipo al que le he dado todo pero he recibido mucho más. Un equipo que siento como mío y al que amaré desde la distancia.

Pd: Ya he comenzado con la escuela de fútbol que he fundado y continuar los campeonatos con el Sevilla FC de Malawi, pero ya lo contaré más adelante.





                                  Gibb, Pirilani, Tom y yo. Columna vertebral del equipo.


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