miércoles, 14 de marzo de 2012

When wind changes in Malawi

Si bien hace unos días me veía como en la película El Pianista  racionándome los pocos dulces que tenía bajo la luz de dos velas, alguien me ha escuchado porque el panorama ha cambiado. Y gran culpa de ello la tiene mi paso por Lilongwe. Allí comí dos pizzas para mí solito como si las fueran a prohibir, hice una compra en un supermercado bastante buena y recargué el camping gas para cocinar cuando se vaya la electricidad. Al volver a Chezi había luz y agua, por lo que me pegué mi primera ducha caliente desde que estoy aquí, siguen siendo tres gotas, pero supieron a gloria.

 Pero tengo que hablar de Lilongwe. Como resumen decir que no me bajé del coche cuando llegamos creyendo que habíamos parado en un poblado a comprar algo antes de llegar, pero mis ganas, y yo pensando en edificios altos.

Momentos críticos en LLW: Ví peligrar mi vida varias veces ( en guasa), aunque el tiempo me ha explicado todo. El viaje en carretera fue del nivel de peligrosidad del Vilnius-Riga del primer interrail para los que fueron, no sabía quién ib a provocar antes el accidente, nosotros a 140 por una carretera como la N-IV sin luz, las cabras cruzando o las bicicletas y peatones despistados en la noche.

 También otro detalle en la capital es que cuando entraba en una tienda cerraban la puerta tras de mí, y yo pensando...a ver cómo salgo yo de aquí. Pero el que se lleva la palma es que quedé con Jhon, el conductor de la misión a una hora fuera del supermercado. Salgo del mismo feliz con mis bolsas y le espero...media hora, una, dos... y yo cual perro abandonado mirando los coches que pasaban, sin móvil ni dinero porque me lo había gastado en el súper...y la gente diciéndome cosas que no entendía pero imagino que sería algo como: ¡Pescado fresco!.

 Pero estas tonterías tienen su explicación en las tres cosas que he aprendido estos días aquí y que es la forma que tienen de ver la vida tan diferente a España: Confianza, tranquilidad y aprovechamiento de recursos.

 La confianza aquí es brutal, es mucho más seguro que en España pero porque la gente confía en los demás, no les queda otra, no tienen nada si no confían en las personas están perdidos. Hoy mientras jugaba al fútbol le he dejad mi cámara a un desconocido sin ningún miedo, eso en España es imposible.

Tranquilidad: Aquí todo es Pang'ono Pang'ono, es decir, con tranquilidad. No hay relojes ni horarios. Aunque quedes a una hora puede aparecer horas más tarde porque no hay prisa, ¿ Para qué?

Aprovechamiento de recursos: He aprendido la forma de vida que tienen aquí para sobrevivir, y es al contrario que la nuestra. Lo raro aquí no es que se vaya la luz, es que venga, por lo que cuando hay electricidad hay que aprovechar para cocinar todo lo que puedas, prepararte agua, internet, cargar móvil y cámaras, etc, para estar preparado para cuando se vaya.

Por eso ahora todo está de cara, los primeros días pequé de novato pero Pang'ono Pang'ono voy aprendiendo.

2 comentarios:

  1. Pablo, nos alegramos que todo vaya bien. Menos mal que te recomendamos varias veces que te lleves las velas y las pilas.

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    1. Pero sereis...si es por vosotros estoy mendigando por las calles. Un abrazo a los 2

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